Inevitablemente, con el paso del tiempo nuestra piel envejece, haciendo visibles cambios en nuestro rostro, como son la aparición de arrugas, flacidez, perdida de luminosidad, etc..
Además, a partir de cierta edad, 50 años en adelante, la menopausia y otros factores como el estrés, la contaminación, tomar el sol sin la protección adecuada o el tabaquismo, hacen que la piel se deshidrate y estropee más, haciendo los signos de envejecimiento más evidentes, a través de unas arrugas más profundas y una despigmentación más fuerte de la piel.
La menopausia es uno de los factores principales del envejecimiento cutáneo, ya que el cese de las secreciones de los ovarios incluye el estrógeno, que es el responsable de la tonicidad de la piel. Se acentúan las arrugas y marcas de expresión, notamos cómo el óvalo facial pierde su firmeza y se intensifica la flacidez en zonas como el cuello.
Por lo tanto con el tiempo, la piel pierde su estructura, se deshidrata con mayor facilidad y es más sensible a agresiones externas como los rayos ultravioleta, la contaminación, etc. En definitiva, se vuelve mucho más frágil.
Cómo frenar y tratar el envejecimiento cutáneo
Para atacar esos problemas y frenar, o mitigar, el envejecimiento de nuestra piel es fundamental utilizar cremas específicas para pieles maduras que contengan agentes hidratantes y que ayuden a recomponer la estructura cutánea.
Yo, ahora, estoy usando la crema Serenage Unifiant Nutri-Redensificante de Avène y estoy muy contenta.
Se trata de una crema altamente nutritiva, que además difumina la pigmentación, unificando imperfecciones como las manchas solares. Deja la piel suave, más tersa, uniforme y muy luminosa.
Además, contiene agua termal de Avène que aporta bienestar gracias a sus propiedades calmantes y desensibilizantes, por lo que es válida para las pieles más delicadas.
Pero la cosa no termina ahí, esta crema tiene un factor de protección 20, que es importantísimo, ya que para prevenir los signos de envejecimiento, es fundamental la fotoprotección: no tomar el sol durante las horas de fuerte insolación, llevar ropa, gafas y sombrero para protegernos y utilizar productos de protección solar adecuados. Y es que los rayos ultravioleta son un potente agente oxidante para nuestra piel.
Por tanto, hay dos reglas fundamentales que debemos seguir para prevenir la flacidez de la piel y mantener un cutis uniforme son: hidratar y proteger.