Durante el verano es importante utilizar protección solar adaptada a nuestro tipo de piel para evitar quemaduras. Éstas suelen provocar desagradables síntomas como ardor y sensación de calor, picor, ampollas en la piel, manchas,… y en los casos más graves pueden ocasionar fiebre, náuseas y problemas circulatorios.
Por ello, para evitar lesiones solares demos tener cuidado y preocupara que la exposición al sol sea segura. Pon atención a estas recomendaciones:
Evitar el sol al mediodía
Cuando salgamos a realizar actividades o, simplemente, a darnos un baño y tomar el sol es importante evitar las horas centrales del día, de 12 del medio día a 3 de la tarde.
Si es inevitable, es aconsejable permanecer en la sombra ya que en ella la radiación es más débil, aunque si no se usa protección sigue existiendo el riesgo de sufrir una quemadura.
Elegir el factor de protección solar adecuado
Es importante elegir un factor de protección que sea adecuado y se adapte al tipo de piel y a la intensidad de los rayos UVA.
Durante los primeros días del verano deben utilizarse productos con un factor de protección solar alto (25, 30, 35 o 50). Pero además, es necesario que se adapte a nuestro tipo de piel para evitar otros problemas.
Por ejemplo, para la piel grasa es recomendable usar un fotoprotector alto no comedogénico, sin perfumes ni parabenes, que evite brillantecesy restos pegajosos, y ayude a hidratar la piel, como es Anthelios SPF30+ gel-crema toque seco de la La Roche-Posay.
Usar suficiente protector solar
Usar siempre grandes cantidades de protector solar para cubrir totalmente el cuerpo, en un adulto corresponde aproximadamente a cuatro cucharadas grandes.
Además, es importante echarse crema regularmente ya que el protector solar se elimina con el sudor, con el roce de la tela o al bañarse, aunque sea resistente al agua. Es importante renovarlo máximo cada 2 horas.
Protección solar desde el interior
Las personas especialmente sensibles al sol deben reforzar la protección de la crema con antioxidantes adicionales como la vitamina E, el licopeno, el betacaroteno o los polifenoles.
De hecho, en el mercado hay numerosos suplementos alimenticios que cumplen esta función y que además ayudan a un bronceado más uniforme y duradero.
Las gafas de sol
Los ojos también necesitan una protección adecuada contra la radiación solar. Por ello, usa gafas de sol homologadas: que lleven la marca CE (Comité Europeo), que el producto cumpla con las directivas europeas aplicables y especifique la categoría del filtro (la 1 es para un resplandor bajo pero una buena protección y la categoría 4 es para un brillo alto y una protección aún mayor).
Cuidar la piel tras la exposición al sol
Tras la exposición solar es imprescindible hidratar profundamente la piel. Utiliza cremas hidratantes con activos como el aceite de coco, aceite de almendras, aceite de oliva,… y si está enriquecida con aloe vera, coenzima q10,… mucho mejor.
Si con estas precauciones, no has podido evitar quemarte, debes evitar contacto con la luz solar hasta que la quemadura haya sanado. Aplica gel calmante varias veces al día, bebe líquidos en abundancia y aplica cremas hidratantes que ayuden a la cicatrización y regeneración de la piel.